Paula Escobedo (@pauankh) es estudiante de medicina de la Univ. de Santiago y asistente para la región de América del “Comité de Salud Sexual y Reproductiva incluyendo VIH/SIDA” de IFMSA.
Todos los seres humanos tenemos derechos. A pesar de lo frecuente de esta premisa, ¿se es consciente de su real significado? La violación de los derechos humanos (DD.HH.) no sólo significa un fracaso de la humanidad sino que implica también consecuencias en la vida -y especialmente la salud- del afectado.
La palabra “derecho” es muy frecuente en el ámbito de la salud. Más de alguna vez escuchamos hablar sobre los “derechos del paciente”, “derechos de la familia”, por nombrar algunas situaciones. Pero ¿qué son los DD.HH.? Se definen como prerrogativas básicas declaradas por la ONU el 10 de Diciembre de 1948 en París. Son universales, inalienables, indivisibles, interdependientes y no-discriminatorios; y es deber de los estados luchar porque se cumplan y respeten. Los DD.HH. involucran todas las esferas del ser humano; sin embargo, existe un ámbito particular que históricamente han sido relegados, omitidos e incluso censurados: la esfera sexual y reproductiva.
¿Qué pasa cuando lo que se vulnera son los derechos sexuales y reproductivos de un individuo? Lamentablemente, esto es muy común en la actualidad, sucede a todas horas y en todos lados del planeta. ¿Por qué? Porque no hay conocimiento suficiente respecto de qué son y cuál es la importancia de los derechos sexuales y reproductivos.
En 1994, la ONU reunió 179 países de todos los continentes en El Cairo, Egipto, en la “International Conference on Population and Development” (ICPD) para discutir estrategias para controlar el crecimiento y contribuir con el desarrollo de la población mundial. En esta asamblea se produjo un giro importante: se estableció que los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres constituyen la base de cualquier progreso en las áreas de control poblacional y desarrollo sustentable y debieran, por tanto, ser incluidos en cualquier plan de intervención.
Se hace importante entonces especificar la definición de “derechos sexuales y reproductivos”: Son las prerrogativas básicas y protecciones relacionadas con el ejercicio y expresión de la sexualidad y la reproducción humana, que mantienen las características de los DD.HH. y, por lo tanto, son inalienables a todos los individuos e irrenunciables.
En la ICDP se definió “derechos reproductivos” como:
“… los derechos reproductivos abarcan ciertos derechos humanos que ya están reconocidos en las leyes nacionales, en los documentos internacionales sobre derechos humanos y en otros documentos pertinentes de las Naciones Unidas aprobados por consenso. Esos derechos se basan en el reconocimiento del derecho básico de todas las parejas e individuos a decir libre y responsablemente el número de hijos, el espaciamiento de los nacimientos y el intervalo entre estos y a disponer de la información y de los medios para ellos y el derecho a alcanzar el nivel más elevado de salud sexual y reproductiva. También incluye su derecho a adoptar decisiones relativas a la reproducción sin sufrir discriminación, coacciones ni violencia, de conformidad con lo establecido en los documentos de derechos humanos…” (VER)
Luego de esta proclamación, la ONU se ha reunido cada 5 años para evaluar los progresos alcanzados en los estados participantes respecto de la integración de los derechos sexuales y reproductivos a documentos legales con la finalidad de mejorar el panorama mundial.
La definición de los derechos sexuales no se ha consensuado aún. En 1995, durante la Conferencia de la Mujer de la ONU en Beijing, China, se reconoció el derecho de las mujeres de ejercer control y decidir sobre su sexualidad libre y responsablemente; pero aún se carece de un concepto universal por lo que se utiliza “derechos sexuales y reproductivos” indistintamente para hacer alusión a este tema.
La importancia del reconocimiento y cumplimiento de los derechos sexuales y reproductivos radica en el efecto positivo que estos tienen sobre la salud y el bienestar de las personas. En un mundo donde la expectativa de vida es cada vez mayor, se hace fundamental la búsqueda de la calidad de vida, y el respeto de los derechos sexuales y reproductivos contribuye notablemente en este aspecto, generando bienestar y mejorando la salud en nuestra población.
